miércoles, 23 de noviembre de 2011

Julio Forjoni: "Mi oficina es el colectivo"


Horas arriba. Julio Forjoni pasa gran parte de sus días en el asiento del 65. Y el bondi es, además, un amigo. Arriba, un santuario: escudos de Platense, La Renga, fotos de sus hijos, frases. Él, 34 años y más de 10 manejando. En Barrancas de Belgrano, mate de por medio, se sienta. Habla rápido, parece no pensar las respuestas.

- ¿Cómo es la vida de un colectivero?

- Al principio, dura. Cuando arrancás no tenés un horario fijo. Un día salís a las ocho de la mañana y una semana más tarde, a las tres de la madrugada. Ahí es un bajón. Después te acostumbrás y, con el tiempo, pasás a tener una banda horaria un poco más definida. Ahí se acomodan las cosas.

- ¿Esto es así en todas las líneas?

- No sé, sinceramente te mentiría.

- Con respecto al cumplimiento de horarios, ¿cómo funciona?

- Desde que salís hasta llegar al final del recorrido, tenés un tiempo estipulado. A la vez, tenés secciones y una cierta cantidad de minutos para llegar a cada una. Por eso, a veces, en algunas secciones están los “chanchos”, que son los que nos hacen firmar una planilla y nos controlan el horario. En algunas otras, se que se manejan con un sistema electronico. En nuestro caso, no. Son bastante exigentes.

- ¿Muchas veces pisaste el acelerador para llegar a tiempo?

- A veces. Depende la demora. Algunas las toleran, otras no. A veces te ponen alguna multa, pero tranquila. Yo intento cuidar al pasajero que está arriba, ¿viste? Capaz frenás mal, tenés mucha gente parada y es peligroso. No hay que poner el trabajo de uno por encima de los demás.

- ¿Te pasó alguna vez que se te lastime alguien?

- Una vez a una mina le bajó la presión y se desmayó. Paré el bondi y la empezaron a socorrer, a auxiliar. No estaba mal, pero me dio cosa. La llevamos a un hospital y seguimos viaje. Y algunos me apuraban…

- ¿Te llegaste a pelear?

- No, no ajajá. Soy tranquilito. El que me apura, que se baje y se tome un taxi. Yo voy a mi ritmo, respeto los tiempos. A veces la gente no tiene en cuenta que estamos laburando. Algunos estan en una oficina, yo en un colectivo.

- ¿El sueldo alcanza?
- Alcanza. No sobra pero está bien. Me gustaría ganar más, viste. Pero mal no está. Ganamos un poco más de 7000 pesos. Que se yo, algo es.

- ¿Te vez toda la vida manejando?

- Y, si. Uno le toma cariño al oficio. Parece que es siempre igual, pero no. Los pasajeros, los viajes, las compañías, los compañeros. Porque parece que nadie se conoce con nadie, pero sí. Compartir un matecito, como ahora, con algún compañero, un truco, una comida. Lo bueno de esto es, también, el ambiente. El laburo es como te decía antes: mi oficina es arriba del sillón.

- ¿Y de la quita de subsidios qué opinión tenés?

- Jajajaj, ninguna. A mi que me dejen seguir laburando, nada más.

Julio sube. Atrás, siete pasajeros. Arranca hasta Constitución, donde irá a completar su segundo viaje del día. Le quedan otros dos. Pero sonríe. Pone la radio, saluda desde arriba y sale a hacer el mismo recorrido que siempre: su rutina laboral.

N.de R.: Quién les escribe fue a la entrevista sin cámara de foto. Sí, un salame. Perdón por la desprolijidad, por no ilustrar.

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