No podemos esperar menos de una de las ciudades más occidentalizadas de medio oriente. El desierto descansa cerca, el calor agobia en verano: la temperatura promedia los 45 grados. Pero en el subte, gracias al aire acondicionado, no se siente. En Dubai, Emiratos Árabes, el dinero abunda. El petróleo es el generador. Hoteles lujosos y autos carísimos conviven en una ciudad que, de a poco, se convierte en un interesante destino turístico.
El metro es nuevo: se inauguró en septiembre de 2009, a las 9 de la noche, con 9 minutos y 9 segundos. Es, además, la primera línea de subterráneos de la península arábica. Es chico: tiene dos líneas concluidas (la segunda, la verde, inaugurada el 9 de noviembre del 2011) y tres planeadas. Y es corto: por ahora recorre solo 22 kilómetros. Sin embargo, lo que se destaca de este servicio es, como en toda la ciudad, el lujo. 1.200.000 pasajeros al día y 355 millones al año disfrutan de las comodidades.
Las comodidades, varias: de por sí, no necesita choferes para operar, anda sólo. Las estaciones, hermosas, limpias, cuidadas. Modernas: sus diseños están inspirados en los cuatro elementos: agua, tierra, aire y fuego. Los vagones, cohetes. Además de agarrar velocidades altísimas, tienen una estética muy llamativa, muy atractiva. El azul predomina. Los asientos son sillones, sillas de escritorio. Tiene, también, comandantes de abordo, gente a disposición del viajante. Hay 87 trenes. Cada uno se divide en tres clases: primera clase (oro), una reservada para mujeres y niños y, por último, clase plata.
La obsesión de los millonarios que viven en Dubai de transformarla en la nueva metrópoli mundial está claro. Lentamente la están construyendo. Para que el fútbol crezca, llevaron a Diego Maradona. Para que los turistas vengan, además de tener el único hotel siete estrellas del mundo, armaron un subte futurista. Será cuestión de acercarse. Quizás, en unos años, estemos hablando de una nueva ciudad modelo.
Correcciones:
ResponderEliminarBuena sección, pero otra vez, demasiado corta. Apenas cuatro párrafos no alcanzan para desarrollar un tema.
Hay que profundizar más.
La última imagen está de más.
Releer siempre.