jueves, 24 de noviembre de 2011

¿Y allá cómo es?: Boston


En esta edición de “¿Y allá cómo es?”, me voy a dar un gusto. Puede que muchos no compartan la elección. No me importa.

Porque tuve la chance de ir a Boston y descubrí una gran ciudad. Un lugar hermoso. Bello, ordenado, limpio. La casa de las grandes universidades mundiales: Harvard, MIT. De grandes conjuntos deportivos: Boston Red Sox, Celtics, New England Patriots y Boston Bruins. Y hogar, también, de un subte muy particular…

El “subway” se inauguró en 1897, con un túnel subterráneo que fue el primero de Estados Unidos. Hoy tiene 5 líneas y 60 estaciones. Más de 1 millón de pasajeros lo utilizan diariamente. Tiene la capacidad de llegar a cualquier parte de la ciudad: desde el aeropuerto ya podés manejarte en subte. Y a partir de allí, a donde quieras.

Las líneas se dividen por colores: rojo, verde, naranja, azul y plateado. Pero la verde tiene una característica muy particular. Es que está dividida en 4 secciones: B, C, D y E. A partir de la estación “Kenmore”, todas van por la misma vía: en el vagón principal, figura la letra con el recorrido que esa formación hará. Una vez que salen de ahí, cada una toma su camino afuera, al aire libre. Entonces, una vez que todas entran en la parte subterránea del trayecto, hay “tránsito”. Hay semáforos. De repente, te quedás detenido en la mitad de la vía porque hay otra formación delante. Al final, todas terminan en North Station, parada del ND Garden, estadio de los Celtics.

El subte de Boston tiene la característica, también, de ser un lugar donde se acumulan muchos locos. Los tipos corren por los andenes, gritan dentro de los vagones, anuncian las estaciones por venir. Es divertido. Y peligroso: hay que evitar todo tipo de contacto visual. O al menos eso me dijeron a mí.

Las estaciones están bien. No son limpias, tampoco sucias. Está mejor que Nueva York, peor que Madrid. Y las formaciones, según la línea. En algunos casos, como la verde, son bastante modernos. La naranja, por ejemplo, es de las más antiguas. Eso sí: no tiene ninguna invención arquitectónica.

Muy buen servicio: puntual, rápido, eficaz. El precio, un tema: 1.50 el pasaje. En la ya mencionada línea verde, al ser formaciones de dos vagones porque va por la calle, podés pagarle directamente al maquinista.

En invierno, mucho frío. En los vagones, calefacción. En verano y primavera, el verde domina la ciudad. Muy bella para caminar, para pasear, para conocer. Buenos museos, buenos espacios verdes. No tendrá la publicidad que tienen metrópolis como Nueva York o Los Ángeles, pero sin duda, Boston tiene su encanto.

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